lunes, 17 de febrero de 2014

6K sin parar

6km sin parar

5:10 de la mañana y no puedo abrir los ojos, solo pienso el ¿por qué salí de fiesta ayer?, ¿por qué le tuve que hacer caso a mi mejor amiga para ir a la fiesta? En eso se escucha que mi papá pasa otra vez por mi cuarto y me dice: “sonsa, ya levantante. ¿Quieres café?” Entre balbuceos, a mi parecer le dije que no. Abro los ojos, veo el celular 5:15. Siento como quique mi perro, se pone en mi pecho y me da un beso para que me levante por fin saco los pies, me pongo las pantuflas y una sudadera porque hace mucho frío. Empiezo a buscar mis tennis, el short y la playera la cual recogí ayer para la carrera de Kardias; no me agrada mucho el color que escogieron este año, soy más fan del azul que del rojo (aunque el rojo es el nuevo negro). Una vez vestida voy a la cocina, ya está listo mi plátano y mi leche tibia con azúcar, corro a lavarme los dientes porque son las 5:45; en eso abre la puerta mi hermana también ya está lista, solo le falta lavarse los dientes, se pone enfrente del espejo del baño y mientras las dos nos lavamos los dientes, me dice “Weeeeey, ya tengo una foto con ese hombre sensual. Ayer te diste cuenta que no nos soltaba en la fiesta”, se acerca mi papá, mi hermana se calla y él nos pregunta si ya acabamos y que nos espera en el carro.

Justo eran las 6 cuando salimos del fraccionamiento, no había nada de tráfico hacia el hotel St. Regis, el problema fue encontrar estacionamiento. Mi papá nos iba platicando que esta carrera iba ser más grande que la del año pasado, se esperaban más de 15 mil personas. Dicho y hecho había muchísima gente, nos tardamos 15 min en estacionarnos, nos tocó estacionarnos en la calle de Sevilla. Se notaba que hacía mucho frio, le pregunté a mi papá si me bajaba mi sudadera luego luego respondió que se me iba a ser muy incómodo el ponerme la sudadera en la cintura y correr, así que la deje en el carro. Cuando bajamos del carro hacia muchísimo frio, no sé cómo no se me ocurrió ponerme unos jogging (son licras pero para correr o para yoga), literal empezamos a trotar uno porque teníamos mucho frio y dos ya se nos hacía muy tarde, solo teníamos 15 minutos para llegar al lugar de partida.

Llegamos 6:55, nos colocaron enfrente del St. Regis ya se nos había quitado el frio entre la gente, lo poco que trotamos y el calentamiento. Nos deseamos buena suerte entre los tres y quedamos de acuerdo en donde nos íbamos a ver, mi papá me dijo que si me empezaba a sentir mal de la presión (sufro de presión baja) me detuviera, nos dio un beso a las dos, cada quien se colocó los audífonos y le puso play al Ipod, a lo lejos vi que mi papá puso a AC/DC, mi hermana puso a Empire Sun y yo puse a Kanye West, escuchamos el disparo y empezamos.

Poco tiempo fue el que corrimos juntos, nos separamos antes de llegar al Ángel de independencia, pase el kilómetro 2 y yo me sentía muy bien nada cansada, veía como otros ya habían parado, pero yo seguía. Empezó la canción de Fancy de Iggy Azalea, subí la velocidad. Baje la cabeza porque el sol me lastimaba los ojos, entre canciones y pensamientos como “Vamos, neta Mariana no te pares” “Lo más que puedas, no te pares aun” “Quiero mi cama”, cuando alce la vista ya iba en el km 4, entre mi dije: “Bien, ya vamos en el 4 y sin pararnos” seguí corriendo, en eso veo a lo lejos una subida por donde están los militares (soy malísima para las calles), pensé “no creo que este TAN pesada”, seguí corriendo en eso me voy acercando a la subida y ya no pude, a la mitad de ella me quede, las piernas me temblaban, y me faltaba respiración, no me detuve, pero si empecé a caminar aclaro que no fui la única, una vez llegando a lo plano, empecé a trotar y poco a poco a subir la velocidad. Ya no era lo mismo ya me sentía muy cansada, pero aun podía neta el kilómetro 7 y 8 de los más pesados, se me hicieron eternos, baja la vista y me gustaba porque la sombra que daban los pies, hacían que se vieran bonitas las piernas. Seguía y seguía corriendo, pero cada vez más lento, cuando vi el kilómetro 9 me emocione mucho, entre mí solo dije: “Por fin, ya quiero desayunar”, a la mitad del kilómetro ya había pensado en mínimo tres platillos para desayunar, unos chilaquiles con pollo, unos hot cakes con salsa de moras y unos molletes con chorizo. Por fin llegue a la meta, con una sonrisa inmensa de alivio, mire hacia arriba para ver mi tiempo 1 hora 15 minutos.

Las piernas se me doblaban (mal de familia), me dirigí hacia los regalos, había muchísimas personas, me tarde como 10 minutos en llegar a los plátanos y al gatorade. Suena mi celular, es mi papá que me estaba esperando para recoger juntos las medallas, cuando llegue con mi papá también ya estaba mi hermana, lo abrace pero no porque me diera gusto verlo, sino porque quería que me cargara. Los tres nos dirigimos a las medallas, he íbamos comentando que la subida literal estaba mortal, mi papá dijo que si se había parado, mi hermana menciono que no se detuvo, pero bajo la velocidad mucho. Llegamos hacia donde estaban las medallas, las recogimos y nos salimos de toda esa multitud para irnos al carro, cuando salimos de la multitud empezamos a sentir el frio, estaba cañón. En lo que llegábamos pensábamos en mil platillos y lugares para desayunar, decidimos ir a los “Bísquets de Obregón”; a lo lejos vimos el carro, la emoción empezó a correr por el cuerpo, mi papá hizo el comentario de quien quería manejar, ninguna de las dos dijo yo, solo se empezó a reír.

Todo el camino hacia los Bisquets estuvimos callados, claro estábamos cansados y con hambre, una vez que llegamos, yo ya no pude bajarme del carro, me dolían cañón las piernas. Baje con esfuerzo, nos sentamos, el servicio llego muy rápido igual la comida, claro pedí mis molletes con chorizo, lo que nunca me comí los 3 molletes sin dejar rastro alguno, en lo que acabamos de desayunar ya nos estábamos inscribiendo en otra carrera.